De vez en cuando me gusta buscar en tu sombra el rastro que mis uñas dejaron la noche anterior. Hay algo especial en tus movimientos, hay ecos de tu piel en la oscura silueta, un momento de insinuación que deja entrever la forma en la que tus pasos van arando un camino. Un destello de tu mirada en el rayo de sol que da origen al fantasma. Una pequeña parte de ti en el aire que rodea mi piel, esa que se eriza al pensar que al final de esa sombra estás tú, el anverso de la oscuridad absoluta. Tú, la sombra de mis caricias.