Ray dice:
La Tempestad.
por
Raymundo Bolaos
Advirti el cielo de aquella voluntad ajena, su vestido teido en lo inusual desembarc las esperanzas. Acaso el mejor golpe, la suerte encaden a la historia y la vergenza avanz un peldao. Todas las causas son lgrimas perdidas.
No habra madriguera capaz, la resistencia es un acto de inocencia. Silentes los ojos de quien relatase se nublaron de brillo, la mordaza de su imperio tendra el sabor de aquella cosecha nunca conocida. Moja los labios, los absorbe, es el aroma que despide la muerte cuando nos besa la espina dorsal. Siempre es el concepto ms corto de su definicin. Perenne es el concepto que dobla sobre su cuello nutrido que da continuidad a la pulida firmeza de su rostro.
El baile siempre proyecta sus humos en mi sueo. Lo inquieta. Advirti el cielo de las perlas que los primeros ojos imprimieron sobre su vientre nocturno. En el valle transcurre la causa y en las nubes los reflejos de plata. Cualidad de su sonrisa, la fuerte espiga resiste el galope del viento.
Acaso despliega lo mejor de su cultivo, aprecia las buenas costumbres de quienes perdieron la reminiscencia de lo trascendente. La destruccin es la manzana en su vorgine. Su corrupcin conduce los ojos a extraos placeres conocidos. Es maravillosa la vista, pero hay que doblarla como papel para mirar los recortes.
Todo esto antes del t. Son las seis y cincuenta de la maana. Algn da, algn ao. Los detalles son ilusiones.
Envuelta en la maana tard en descender; ligeramente gir mi cabeza para mirarle los pies empapados. Ella estaba ah, con esa alacena de continentes sanguneos, contemplando mi ajustado suter negro y por alguna razn sus ojos me recordaron las noches en aquel valle en San Lus Potos.
Pude tenderlos mejor. Los hilos de la historia son constituciones que esperan el juicio final, producto nico de la voluntad pensada. Inteligencia emocional, alguna vez me susurraste con la mirada.
Existen tantas cosas que yo quisiera decir antes de aprender a decirlas.
Pero silenciada mi voluntad est. Soy tu postre. Callada, sonriente... me abrazas, me violas, me matas, me integras. Me sangras y yo broto en los poros de la tempestad. Mi tempestad.
Dedicado a Irlanda K.
La Tempestad.
por
Raymundo Bolaos
Advirti el cielo de aquella voluntad ajena, su vestido teido en lo inusual desembarc las esperanzas. Acaso el mejor golpe, la suerte encaden a la historia y la vergenza avanz un peldao. Todas las causas son lgrimas perdidas.
No habra madriguera capaz, la resistencia es un acto de inocencia. Silentes los ojos de quien relatase se nublaron de brillo, la mordaza de su imperio tendra el sabor de aquella cosecha nunca conocida. Moja los labios, los absorbe, es el aroma que despide la muerte cuando nos besa la espina dorsal. Siempre es el concepto ms corto de su definicin. Perenne es el concepto que dobla sobre su cuello nutrido que da continuidad a la pulida firmeza de su rostro.
El baile siempre proyecta sus humos en mi sueo. Lo inquieta. Advirti el cielo de las perlas que los primeros ojos imprimieron sobre su vientre nocturno. En el valle transcurre la causa y en las nubes los reflejos de plata. Cualidad de su sonrisa, la fuerte espiga resiste el galope del viento.
Acaso despliega lo mejor de su cultivo, aprecia las buenas costumbres de quienes perdieron la reminiscencia de lo trascendente. La destruccin es la manzana en su vorgine. Su corrupcin conduce los ojos a extraos placeres conocidos. Es maravillosa la vista, pero hay que doblarla como papel para mirar los recortes.
Todo esto antes del t. Son las seis y cincuenta de la maana. Algn da, algn ao. Los detalles son ilusiones.
Envuelta en la maana tard en descender; ligeramente gir mi cabeza para mirarle los pies empapados. Ella estaba ah, con esa alacena de continentes sanguneos, contemplando mi ajustado suter negro y por alguna razn sus ojos me recordaron las noches en aquel valle en San Lus Potos.
Pude tenderlos mejor. Los hilos de la historia son constituciones que esperan el juicio final, producto nico de la voluntad pensada. Inteligencia emocional, alguna vez me susurraste con la mirada.
Existen tantas cosas que yo quisiera decir antes de aprender a decirlas.
Pero silenciada mi voluntad est. Soy tu postre. Callada, sonriente... me abrazas, me violas, me matas, me integras. Me sangras y yo broto en los poros de la tempestad. Mi tempestad.
Dedicado a Irlanda K.

cancerbero:
Me encant! Como todo lo que haces y dices, y hasta lo que no se de ti me encanta, Ray. Te quiero para m!
cancerbero:
Me falt:
